El desempleo tiene ese sabor desconcertante y dulce de las pláticas con señas, mientras se habla sobre gatos, embarazos y conciertos, la mitad de la conversación no la entendí a decir verdad.
Y en esa terrible confusión que hacía sonrojarme y reírme en la casa de aquellas personas desconocidas pude degustar de nuevo mi pobreza y el sabor de la misma vaina de toda mi vida, buscar trabajo
28 de diciembre de 2008
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Uno de ocioso
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