Me da pena admitir que me se todas tus cartas de memoria, desde tu forma de saludarme hasta la forma en que te despides en tu ultima posdata, conosco todas esas velas de colores guardadas en aluminio, y me aprendí cada signo que hacemos en las fotos. Aún así sigue siendo una sorpresa cuando vuelvo a buscar entre las cajas nuestros papeles perdidos en donde mis manos no llegan a alcanzar.
Comenzaba a hacer frío cuando me llamaste para decirme que te hibas a ir pronto, lo amargo de mi sorpresa era tan palpable como tu suspiro y tus lagrimas del otro lado del telefono. No lo recordaba tan bien, hasta que encontré la carta con la calcomanía de la naranja como sello en el sobre. Te creo que la escribiste justo al llegar a tu casa ese día por que no quedaba mucho tiempo y por cada una de esas letras tan tristes y optimistas a la vez. De cierta forma por un tiempo, siempre te imaginaba sola en algun lugar que no conocía, me pica un poco el cuello, por que tu me dijiste lo mismo en el telefono hace rato.
Aquella noche no tuve al alcance las palabras para hacerte sentir bien, solo pensaba en no hacerte sentir mal y que no fueras a pensar que me podía molestar de alguna forma, quería sonar amable, al final no pude decir casi nada
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No me queda mucho tiempo antes de irme a dormir, por eso escribo de forma tan extraña
Quisiera buscar la otra caja con nuestras cosas, pero encima estan esas aburridas libretas que aún espero la oportunidad de regalarte ya que para mi solo representan un embarazoso recuerdo de lo que había hace cinco o seis años en la ciudad de los jardines.
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Bueno, la verdad si fallé miserablemente en intentar escribirte la carta de regreso que te debo de hace dos semanas...pero con las confusas expresiones de allá arribita, te confirmo algo, sigo con ese mal hábito de escribir cosas que nadie entiende...volviendo a mi susodicho blog un poco aburrido
Me gusta ese mal hábito
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2 comentarios:
gabo menso
no mames que triste, nunca me habías sonado tan melancólico...hasta me contagiaste...un abrazo ):
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